Vermillion - Capítulo 101

Capítulo 101: Ordalias [11]

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Si…

Cerró los ojos y pensó.

Si Aileen desea volver…

En ese momento… en ese momento, él…

“Yo…”

Aileen, que parecía haber dejado de llorar, abrió la boca.

“Sinceramente, no sé si quiero volver o no”.

Miró a Kei con los ojos llorosos, asustada. Él asintió en silencio como respuesta.

“…Tengo una familia de cuatro. Papá, mamá y mi hermana mayor… todos son amables. Pero…”

Se acurrucó como para soportar el frío.

“Seguro que lo has sentido vagamente, Kei. Yo hacía gimnasia cuando era pequeña. También se me daba bastante bien… incluso gané un torneo juvenil. Seguí dando lo mejor de mí… pensando que incluso podría aparecer en las Olimpiadas. Seguí dando lo mejor de mí…”

Su voz cambiaba de un lado a otro, entre brillante y sombría.

“Pero… hubo un accidente. Perdí las piernas”. Se rió débilmente. “Parece una locura, ¿Verdad? Algo que verías en un drama… yo tampoco quería creerlo. Que se había acabado. En el pasado se había hablado de trasplantes basados en tecnología de clonación, ¿No?

Decidí apostar por esa posibilidad. Intenté varias cosas, como convertirme en probador de ello… pero al final, el proyecto fue prohibido por problemas religiosos y tratados.

Con el paso del tiempo, mis sentidos corporales también se deterioraron… así que, un día, pensé: Ah, ya es imposible. Y una vez que piensas eso aunque sea una vez, no hay vuelta atrás. Y desde entonces, siempre me quedé en mi habitación”.

Hablaba indiferente con la cara enterrada en el pecho de Kei. Luego hizo una pequeña pausa.

“…Un realismo sin precedentes”.

Finalmente murmuró: “…No fuiste el único que se dejó engatusar por ese argumento de venta, Kei”, levantando bruscamente el rostro que exhibía una sonrisa tan fugaz que resultaba doloroso mirarla. “…Pero en comparación contigo, yo seguía estando mucho mejor. Siempre he pensado que yo era una heroína trágica. Pero cuando oí tu historia después de venir aquí, yo… yo…”

“Eso no es verdad”. intervino Kei y abrazó su cuerpo con fuerza. “…Te equivocas”.

Repitió cerca de su oído. En respuesta, ella reforzó su abrazo, permaneciendo en silencio.

Kei lo perdió todo antes de conseguir ganar una sola cosa.

Aileen perdió todo lo que había obtenido con su propio esfuerzo.

¿Qué sería más doloroso? se preguntó Kei con sinceridad.

Él no había experimentado lo mismo que ella, así que no podía comparar.

Sin embargo, podía imaginárselo.

“…Debió de ser doloroso”.

Murmuró, y Aileen se aferró a él en silencio.

Aumentando su agarre, cada vez más…

“……”

Después de esto, ambos permanecieron en silencio durante un rato.

“…Por eso tengo miedo de volver”, Aileen reveló por fin sus sentimientos. “Pero no poder ver más a mi padre, a mi madre y a mi hermana mayor también es doloroso”.

Tembló y levantó tímidamente la vista.

“…Sigo perdida… sigo sin encontrar respuesta alguna, pero aún así…”. Sus ojos llenos de lágrimas miraron fijamente a Kei. “¿Te quedarás a mi lado hasta que encuentre mi respuesta?”.

Él no vaciló ni un instante.

“Sí”. Asintió con fuerza. “Permanezcamos juntos”.

Esas palabras salieron de lo más profundo de su alma.

“…Gracias”.

Su fugaz sonrisa se adornó con lágrimas.

Y entonces, sin que quedara claro quién lo había iniciado, sus labios se superpusieron. Cómoda y agradablemente, como si estuvieran abrazando el ser del otro.

Pero hoy, ambos estaban extremadamente cansados.

Y en poco tiempo, las respiraciones somnolientas empezaron a llenar la habitación.

Una ráfaga de viento entró por la ventana, apagando el fuego de la lámpara. Envuelta en la oscuridad, una atmósfera de calma envolvió la habitación.

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