Tengo la espada sagrada? - Capítulo 5

Capítulo 5 – Caída

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Eleonora yacía boca abajo en el suelo de tierra, lágrimas brotaban de sus ojos.

Lo había logrado.

¿Cuánto tiempo había pasado?

Eleonora ya no quería ni pensar en eso, solo quería disfrutar del logro.

Al fin tenía una voz que podían escuchar.

Podía hablar en voz alta.

Podía pedir ayuda…

Podía…

La respiración de Eleonora era inestable y tenía el rostro cubierto de lágrimas.

Al intentar levantarse rápidamente, sus brazos flaquearon al usarlos de apoyo, una torpeza inesperada.

Concentrada, intentó levantarse, primero la espalda, luego los pies, casi cayendo por falta de equilibrio.

Eleonora se sentía torpe.

Muy torpe.

Eleonora observó a su alrededor, sin nadie a la vista.

Frente a ella, unas escaleras ascendían

“¿Por qué esto es tan difícil?” se preguntó, desconcertada por la dificultad para mantenerse en pie mientras caminaba.

Se sentía una idiota.

Eleonora limpió sus lágrimas con la palma de la mano y trató de avanzar con rapidez, pero tropezó después de unos pocos pasos.

¿Cómo era posible?

Era como si su cuerpo le jugará una broma pesada.

Eleonora intentó levantarse, pero lo hizo con torpeza y al intentar correr, volvió a caerse.

Molesta, concentró su magia para que aparecieran alas en su espalda, aquellas alas que había anhelado usar durante tanto tiempo.

Las alas que por muchos años anhelo usar aparecieron y cuando intento volar hacia arriba con ellas, lo consiguió, pero se lastimó mucho en el proceso.

Cuando intentó volar hacia arriba con ellas, lo logró, pero sufrió heridas en la espalda y cuello debido a la velocidad con la que se elevó.

Una vez en el aire, podía avanzar con más facilidad, pero mientras ascendía, su corazón latía con fuerza y un escalofrío la invadía.

Eleonora evitó mirar hacia abajo, solo quería subir lo más alto posible.

Atravesando nubes, en poco tiempo superó la altura de estas.

A Eleonora le costaba respirar, pero se negaba a detenerse.

A medida que ascendía, el cielo perdía su tonalidad azul y se acercaba a un oscuro lugar con una gran cantidad de estrellas. Sin embargo, antes de que pudiera seguir ascendiendo…

Sus alas se detuvieron.

No podía volar más alto, y a pesar de su dolor y dificultad para respirar, gritó: “¡No!”

Por unos segundos, Eleonora flotó en el aire, pero luego empezó a caer.

Cada latido de su corazón resonaba con intensidad mientras caía a mayor velocidad.

Desesperada por recuperar el control, empezó a dar vueltas en el aire, sin comprender qué hacer.

Sus alas no respondían, estaba paralizada por el miedo.

Atravesando nubes a gran velocidad, el suelo hacia el que se negaba a mirar mientras ascendía ahora se acercaba rápidamente.

En un intento por disminuir su velocidad, fortaleció su cuerpo con maná, pero antes de poder hacer algo más, impactó contra el suelo y sintió un gran corrientazo en todo su ser.

El frío volvió a envolverla.

Eleonora estaba atrapada todavía en la nieve en aquel lugar que por unos segundos había olvidado.

Quería morir.

Eleonora quería llorar, pero no tenía ese cuerpo físico con el cual soltar esas lágrimas.

Sintiéndose una inútil, con mucha ira interna, Eleonora se enfocó en un objetivo.

Mejorar.

¿En serio no era capaz ahora de controlar su cuerpo físico?

¿Qué había hecho?

¿Por qué no uso sus otras habilidades?

Eleonora empezó a criticarse duramente por muchas cosas que había hecho en ese mundo que había logrado crear después de tantos intentos fallidos.

Entre todas esas críticas, se dio cuenta de lo débil en lo que se había convertido.

Centrada en sus pensamientos, Eleonora no notó que en su forma física como espada se había generado una pequeña grieta.

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