Tengo la espada sagrada? - Capítulo 40
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Capítulo 40 – ¿Son aliados?
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En el instante en que esas palabras resonaron en su mente, Camila sintió algo diferente.
Un calor intenso comenzó a extenderse desde su pecho, recorriendo cada rincón de su cuerpo.
Era como si una energía, densa y desconocida fluyera dentro de ella, ajustando y modificando todo a su paso.
Su cuerpo, agotado y al borde de la muerte, comenzó a reaccionar de una manera que nunca antes había experimentado.
Las heridas que la habían dejado indefensa comenzaron a cerrarse lentamente, aunque el dolor seguía siendo insoportable.
Un ligero brillo oscuro emergió alrededor de su cuerpo, lo que inmediatamente llamó la atención del grupo de Aiden, quienes se acercaban rápidamente para tratar de ayudarla.
“¿Qué… qué está pasando?” murmuró Thorne, con los ojos muy abiertos mientras observaba el cambio en Camila.
Aiden, visiblemente alterado, no pudo contenerse y, señalando con furia a la chica de cabello blanco que seguía de pie e indiferente, gritó:
“¡¿Qué le hiciste?!”
La mirada vacía y dorada de la chica se desvió hacia Aiden por un segundo, pero no respondió. Era como si el comportamiento de los humanos a su alrededor fuera algo irrelevante.
‘¿Debería matarlos…? No… tal vez Eleonora quiera usarlos más tarde…’, pensó la invocación.
Mientras tanto, Camila sentía cómo su corazón latía cada vez más fuerte, con un ritmo que casi parecía retumbar en sus oídos.
El calor en el cuerpo de Camila se intensificaba, como si cada fibra de su ser estuviera ardiendo desde adentro. Sin embargo, a pesar de ese calor abrasador, una fría oscuridad envolvía su mente.
Su consciencia comenzaba a desvanecerse poco a poco, pero, extrañamente, antes de sucumbir por completo al agotamiento, su cuerpo comenzó a moverse.
Aiden observó con horror y desconcierto cómo Camila, a pesar de estar visiblemente bastante herida, se levantaba del suelo. Su respiración era entrecortada y difícil, pero algo en ella había cambiado, algo imposible de ignorar.
“¿Qué…?” Thorne se adelantó un paso, pero se detuvo al notar algo extraño.
Los ojos de Camila. Antes azules y vibrantes, ahora eran de un rojo profundo, brillantes como la sangre.
Algo, o alguien, estaba controlándola.
Aiden tragó saliva con nerviosismo mientras daba otro paso hacia ella, pero no pudo evitar sentir un escalofrío recorrerle la espalda.
Camila, o lo que parecía ser Camila, tomó una fuerte bocanada de aire, como si estuviera respirando por primera vez en mucho tiempo.
“Aire fresco…” susurró Eleonora, su voz apenas audible, pero lo suficientemente clara como para que todos los presentes la escucharan.
El desconcierto se extendió rápidamente entre ellos, incluidos Selena y Thorne, quienes miraban sin saber qué pensar.
Selena, quien estaba en proceso de curar a Marta, levantó la cabeza por un segundo, sin dejar de recitar su hechizo de curación.
A pesar de que había abandonado a Camila para tratar a su amiga, obviamente iba a tratar a salvarla cuando terminara, ya que le era imposible tratar a las dos a la vez, pero ahora que estaban en esta situación…
¿Qué deberían hacer?
Esa era la pregunta en común que casi todos tenían en sus cabezas. Los lobos, que hasta hace poco eran una amenaza inminente, ya no se acercaban. Observaban desde lejos, aterrorizados, conscientes de que algo mucho más peligroso estaba frente a ellos.
Era evidente que las dos figuras ante ellos, la joven de cabello blanco y Camila poseída, representaban un peligro mayor. Aunque, de momento, no habían tomado la iniciativa de atacarlos.
Pero… ¿y si lo hacían?
Aiden, a pesar de su confusión, levantó una mano haciendo una señal a sus compañeros para que se calmaran.
Necesitaba respuestas antes de actuar precipitadamente.
Con una voz tensa pero más controlada, intentó razonar con la situación.
“¿Quiénes son ustedes?” preguntó Aiden con su mirada fija en Camila, pero refiriéndose claramente tanto a ella como a la chica de cabello blanco.
Eleonora, dentro del cuerpo de Camila, apenas prestó atención a sus palabras.
En lugar de responder, soltó una pequeña carcajada, una risa llena de algo… extraño.
No era burla ni desdén.
Era un sonido lleno de vida, una expresión de emoción pura mientras sus sentidos procesaban todo a su alrededor.
Sentía el frío del aire en la piel de Camila, el olor a sangre, la tierra…
Pero lo que realmente disfrutaba era el dolor.
El dolor de las heridas abiertas en el cuerpo de Camila era inigualable.
Podía sentir cada laceración, cada golpe y moretón con una claridad que no había experimentado en su forma de espada o en ese otro mundo en el que había permanecido durante tanto tiempo.
Había extrañado esta sensación.
“El dolor… en un cuerpo físico…” murmuró Eleonora con una alegría inusitada, una sonrisa peligrosa formándose en sus labios. “Es inigualable…”
El tono de su voz era casi de celebración, como si estuviera disfrutando de cada punzada, de cada resquicio de sufrimiento que le ofrecía el cuerpo de Camila.
Claro que, incluso para ella, pensar algo así era ridículo.
Pero… maldición, ¡se sentía viva de nuevo!
El frío que atravesaba la carne, el sonido de los humanos hablando alrededor, el simple hecho de escucharlos con oídos humanos en lugar de con los ecos distantes de su forma de espada, todo era diferente.
Mientras pensaba en todo esto, sus sentidos captaron que uno de esos humanos, Aiden, parecía ser, le hablaba de nuevo, interrumpiendo su momento de euforia con sus preguntas.
Eleonora lentamente desvió su atención hacia él, observando cómo ellos intentaban mantenerse en guardia, listos para cualquier cosa.
Las heridas en el cuerpo de Camila seguían cerrándose poco a poco, pero el miedo palpable en el aire era tan evidente que Eleonora casi podía saborearlo.
“¿Son aliadas o enemigas?” preguntó Aiden con voz más calmada esta vez, intentando comprender la situación.
Eleonora, con esa misma sonrisa, le devolvió la mirada, sus ojos brillando con esa tonalidad roja inhumana que no pertenecía a Camila.
Con una voz suave pero cargada de intención, replicó:
“¿Aliados?” ladeó la cabeza ligeramente, como si considerara la palabra con cierto interés. “¿Y ustedes… son aliados?”
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