Tengo la espada sagrada? - Capítulo 36
✨ New novels every Tuesday and Saturday, and new chapters every Wednesday, Friday and Sunday!
🔥 Check out the latest releases and chapters here!
🌟 Join our WhatsApp group to request novels and receive the latest updates
📱 To add us to your favorites, tap the browser menu and select “Add to Home Screen” (for mobile devices).
Capítulo 36 – Seguridad
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La invocación frunció el ceño, tratando de comprender lo que Eleonora le pedía.
Al final, sin más opciones, cerró los ojos con más fuerza, concentrándose en esos pequeños puntos de luz que bailaban en su mente.
Cada uno de ellos era una chispa de energía, moviéndose con cierta coherencia, pero algunos parecían más brillantes que otros.
Era como si la energía dentro de ciertos seres palpitara, fluctuando de manera extraña.
‘Maná’, pensó, recordando lo que Eleonora había mencionado.
Sabía que el maná era algo importante, algo que los seres poderosos podían manejar. No comprendía del todo cómo funcionaba, pero mientras más intentaba enfocarse en esos puntos de luz, más empezaba a notar diferencias sutiles.
Al principio, todos los puntos de energía parecían iguales. Pero, poco a poco, su percepción empezó a agudizarse.
Algunos eran pequeños y constantes, mientras que otros fluctuaban de manera errática, cambiando de tamaño.
Sus ojos cerrados se apretaron más mientras intentaba desenmarañar la información que recibía.
Los puntos más pequeños parecían moverse en patrones sencillos, como los lobos que había estado matando. Pero había otros… otros que no solo se movían de manera impredecible, sino que además, estaban rodeados por un halo de energía. Se hicieron más grandes y pequeños de forma intermitente, y ese cambio llamó su atención.
‘Esos puntos… son diferentes’, pensó.
“¡Eleonora!” exclamó de repente. “Hay un grupo de seis puntos, pero tres de ellos cambian de tamaño, y hay algo más a su alrededor.”
Eleonora hizo una pausa antes de responder, su voz más seria esta vez.
[Eso es maná. Están utilizando maná.]
La invocación comenzó a comprender. Esos puntos de luz que fluctuaban no eran como los demás. Eran seres que manejaban energía de una manera más compleja.
‘Esos deben ser los humanos’, dedujo. Aunque no entendía del todo qué era un humano, las palabras de Eleonora empezaban a tener sentido.
Los seres que podían hacer ‘algo más’ eran aquellos que controlaban ese poder.
Su respiración se aceleró mientras sentía una mezcla de emoción y determinación.
Si esos puntos representaban una amenaza o un objetivo, entonces su siguiente movimiento estaba claro.
“Voy a por ellos,” dijo la invocación, cambiando de rumbo sin dudar.
Su cuerpo se movió con agilidad entre los árboles, pisando la nieve con fuerza mientras la espada negra en su mano parecía vibrar.
Eleonora, notando el cambio, la interrumpió.
[¿Ya lo has entendido?]
La invocación sonrió, una sonrisa que no tenía nada de dulce, pero sí una satisfacción creciente.
“Sí.”
Sin decir más, aceleró, corriendo con todas sus fuerzas hacia esos puntos de energía.
Sabía que esos seres eran distintos, y no importaba qué fueran o por qué estaban allí.
Lo único que tenía claro era que iba a encontrarlos.
◇◆◇
“¡Se están acercando!” gritó Marta, su voz entrecortada por el esfuerzo mientras lanzaba otra bola de fuego contra los lobos que se acercaban a su posición.
La explosión iluminó el entorno por un breve momento, pero no fue suficiente para detener la avalancha de criaturas que subían rápidamente por los árboles.
Aiden apretó los dientes, viendo cómo los lobos empezaban a adaptarse.
Las bestias, con su ferocidad y agilidad, estaban logrando realizar acrobacias impresionantes, usando sus garras para escalar los troncos y saltar de rama en rama, con la clara intención de tumbarlos y devorarlos en el suelo que estaba mucho más abajo.
Darius y Thorne, cada uno con la espada en mano, se mantenían en el frente, cortando a cualquier lobo que se acercara demasiado.
Sus movimientos eran precisos, pero el número de lobos hacía que cualquier intento de mantener el equilibrio en esas ramas delgadas fuera un desafío constante.
“¡Malditas plagas!” exclamó Thorne mientras un lobo, aprovechando su impulso, casi lograba derribarlo de la rama.
Con un movimiento rápido, Thorne le cortó una de las patas antes de que la criatura pudiera completar el ataque, pero el lobo cayó al suelo solo para ser reemplazado por otros dos que venían detrás.
“¡No puedo matarlos a todos!” gritó Marta, frustrada, al ver que por cada lobo que incineraba con sus hechizos, otros tomaban su lugar, imitando los movimientos de sus compañeros, saltando y arañando los troncos con sus afiladas garras.
Aiden evaluó la situación rápidamente.
Si seguían peleando en el mismo nivel de las ramas, eventualmente serían superados por el número de lobos. Eran demasiados, y el hecho de que las bestias estuvieran aprendiendo a desplazarse con tanta facilidad a través de las copas de los árboles los ponía en una desventaja peligrosa.
“¡Tenemos que ir más alto!” ordenó Aiden, señalando hacia las ramas más gruesas y seguras, donde había visto partir al grupo de Alexia. “¡Marta, ve con las sanadoras! ¡Rápido, suban antes de que los lobos las alcancen!”
Marta asintió rápidamente y miró a las dos chicas más jóvenes, las sanadoras del grupo, quienes ya temblaban de miedo.
“¡Vamos, rápido!”
Las empujó hacia las ramas superiores mientras preparaba otro hechizo de fuego para cubrir su avance.
Darius, sin perder de vista a los lobos, retrocedió un paso y se posicionó al lado de Aiden.
“Nosotros cubrimos su retirada,” dijo entre jadeos, cortando a otro lobo que se lanzaba hacia él.
“¡No dejen que nos rodeen!” gritó Thorne, lanzando una patada a uno de los lobos que intentaba saltar hacia ellos.
Pero los lobos eran persistentes, y más de uno comenzó a seguir la trayectoria de Marta y las sanadoras.
Aiden no perdió el tiempo. Siguió dando órdenes mientras subía de nivel en las ramas, pero siempre asegurándose de que Darius y Thorne, que estaban cubriendo su retaguardia, no se quedaran demasiado atrás.
“¡Darius, Thorne! ¡Mantengan el ritmo, pero no se alejen demasiado!”
“¡Lo tenemos cubierto!” respondió Darius, girando sobre sí mismo para cortar a otro lobo que se había lanzado directamente hacia su espalda.
Las ramas más altas eran más gruesas y ofrecían mayor estabilidad, pero los lobos, imitando a sus compañeros que habían logrado subir, continuaban saltando con agilidad, arañando los troncos para mantener el equilibrio.
Uno de los lobos más grandes, con una cicatriz en el ojo, logró acercarse lo suficiente como para golpear cerca del pie donde Thorne estaba parado.
“¡Cuidado!” gritó Aiden, pero fue demasiado tarde.
Thorne perdió el equilibrio por un instante y tuvo que saltar a una rama cercana para evitar caer.
El lobo, al verlo en una posición vulnerable, intentó saltar sobre él, pero Darius intervino, cortando al lobo por la mitad antes de que pudiera completar el ataque.
Aiden miró hacia abajo por un breve instante y el horror se apoderó de él.
Las criaturas que caían no morían. Se levantaban una y otra vez, heridas pero imparables, como si la caída y el daño no importaran.
El suelo estaba lleno de lobos, algunos con heridas graves, pero todos seguían moviéndose, esperando la oportunidad de atraparlos.
“¡No van a parar!” murmuró Aiden, dándose cuenta de la magnitud de la situación. “¡Tenemos que seguir moviéndonos!”
Con un último vistazo hacia abajo, donde los lobos seguían trepando incansablemente, Aiden reunió toda su energía y señaló más arriba.
“¡Vamos, suban más alto! ¡No podemos detenernos aquí!”
Marta y las sanadoras ya estaban bastante más arriba, aunque la preocupación seguía presente en sus rostros.
Darius y Thorne se mantuvieron firmes, defendiéndose mientras el grupo se reagrupaba en una posición más segura.
Pero pronto esto no sería suficiente, así que tenían que adentrarse más en el bosque para encontrar un lugar más seguro.
.
.
.