Tengo la espada sagrada? - Capítulo 1
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Capítulo 1 – La promesa
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“¿Quieres descansar? Puedo encontrar un buen sitio mientras descansas”, propuso Eleonora al ver que su candidato se tambaleaba mucho al caminar.
Eleonora tenía el poder de poseer el cuerpo de su candidato.
“Estoy bien”, respondió el candidato entre suspiros pesados, aunque su cuerpo estaba casi en perfectas condiciones.
Para Eleonora estaba claro que la conciencia de su candidato estaba a punto de llegar a su límite una vez más.
“No empecemos otra vez con esto… pronto será de noche. Pelearé mientras tú descansas, ¿de acuerdo? Solo permíteme hacerlo”.
“No…”
“En serio… ¿Por qué no? ¡En un abrir y cerrar de ojos estarás bien de nuevo!”
“Desde el punto de vista de Eleonora, dormir era simplemente cerrar los ojos y pasar tiempo sin conciencia.
¿Por qué su candidato no le permitía a ella hacerse cargo de todo durante ese tiempo sin conciencia?
“Tengo pesadillas, Eleonora”
“¿Pesadillas? ¿Qué es eso? ¿Una enfermedad o un enemigo?”
Eleonora no tenía idea de lo que su candidato estaba hablando.
Deteniendo su caminar, el candidato de Eleonora decidió sentarse en el suelo
Frío.
Por un momento todo su cuerpo se estremeció al sentir el contacto con la nieve.
“¿Qué haces? ¿Por qué te sientas en el suelo?”
Eleonora no entendía por qué él hacía eso.
“Extraño dormir de verdad”
Él decía eso porque, cuando Eleonora poseía por completo su cuerpo, ya no podía descansar de verdad.
“Esto se debía a que, con el tiempo, él entraba cada vez más frecuentemente a un lugar que parecía ser su propio infierno.
A diferencia del mundo real, donde podía defenderse y vencer a cualquier enemigo, en ese mundo él estaba débil e indefenso.
Cada vez que entraba en ese lugar, se enfrentaba repetidamente a todas las criaturas que alguna vez había matado.
Sentir cómo moría era horrible.
La única forma de evitar entrar en ese mundo era durmiendo normalmente, pero había ocasiones en las que igualmente terminaba en ese lugar.
Al principio lo veía como un precio a pagar por su poder, pero ahora se asemejaba más a un castigo.
“Oye, ¿vas a dormir en este lugar al aire libre?”, preguntó Eleonora al ver cómo su candidato se recostaba y acomodaba en la nieve.
A pesar del frío que sentía al entrar en contacto con la nieve, no le importaba. De alguna manera, comenzaba a sentirse cómodo.
“Entiendo… ¿Vas a descansar para que luego yo tome el control de tu cuerpo?”
Él no respondió.
A pesar de escuchar claramente a su compañera, el sueño empezaba a dominarlo.
En cuestión de segundos, empezó a sentir un gran alivio.
Era un lugar extraño para tomar una siesta, pero… ¿Quién le iba a decir que esto estaba mal?
Una sonrisa agridulce apareció en su rostro antes de finalmente perder la conciencia.
Pero antes de poder sumergirse en un sueño plácido, sintió un choque que interrumpió abruptamente su conexión.
Lo sintió como un repentino golpe en el pecho, así que abrió los ojos por reflejo.
Cuando se levantó, ya no estaba en aquel ambiente inhóspito y aburrido. Ahora tenía frente a él varios demonios y antiguos enemigos que le harían pasar un muy mal rato.
“Genial, ya está descansando”, dijo Eleonora, que ahora ocupaba el cuerpo de su candidato.
Levantándose del suelo, se sacudió la ropa cubierta de nieve.
“Siempre es lo mismo…”
Crujiendo todo el cuerpo para despertarlo por completo, Eleonora levantó la mirada.
A pesar de la densa niebla que aún había en el ambiente, vio con claridad a 5 criaturas voladoras que la acechaban.
Eran buitres mutantes.
“Lo siento, pero hoy no tendrán comida”
Eleonora tocó la vaina donde su cuerpo estaba guardado y, de repente, la espada desapareció. Se había fusionado con el cuerpo del candidato que ahora ella poseía.
“Vamos”
Concentrándose, en la espalda de Eleonora empezaron a aparecer alas de un color celeste, que destacaban entre todo esté aburrido ambiente.
Sorprendiendo a los buitres que la observaban desde lo alto, Eleonora se acercó velozmente a ellos, dispersando la niebla que se interponía en su camino.
Por instinto, los buitres intentaron huir, ya que eran criaturas que atacaban a presas moribundas o que estaban durmiendo.
Pero para su desgracia, Eleonora extendió la palma de su mano hacia uno de ellos, provocando un destello rojo y una fuerte explosión que resonó a varios metros de distancia.
Ahora solo quedaban 4 buitres.
Uno de los buitres había estallado en pedazos de un segundo a otro sin dejar rastro.
Eleonora persiguió a cada uno de los buitres y repitió este proceso varias veces.
Descendiendo a la tierra, se encontró con un problema.
La mano que más había estado usando para usar magia ahora temblaba sin parar.
¿Estaba fallando la posesión?
Eleonora decidió reforzar la posesión y pronto aquel malestar desapareció. Sin ganas de caminar, desplegó otra vez sus alas y voló rasante, buscando un lugar donde su candidato pudiera descansar.
Si encontraba la aldea que él buscaba en el proceso, ¡sería premio doble!
Pero para su mala suerte, no encontró nada.
Solo había árboles muertos, algunas montañas con cuevas vacías y todos los ríos estaban congelados.
Hizo lo mejor en buscar otro grupo de bárbaros, pero fue fallo en encontrarlos.
Toda lucha en la que se enfrentaba con monstruos era extremadamente fácil para ella, pero pronto empezó a notar algo extraño.
¿Dónde estaba la salida de este sitio?
Parecía que conforme más exploraba, más se perdía.
¡Era demasiado irónico!
Ni su gran memoria la ayudaba a ubicarse, ya que la nieve arruinaba sus puntos de referencia y casi todas las zonas que exploraba eran muy familiares.
¿A dónde era que se dirigían todos esos bárbaros?
El sol apenas era visible y para el desagrado de Eleonora no prestó atención en la que iban aquellos bárbaros.
¡Qué error tan grande!
Pasaron más de 15 horas y Eleonora se acordó de que tenía que darle su cuerpo a su candidato.
Deteniendo su vuelo, Eleonora aterrizo en una zona similar al que él se había acostado antes.
Imitando lo mejor posible la postura de descanso que él tenía, pronto Eleonora cerró los ojos y dejo que su candidato tomara el control.
Después de unos segundos, su candidato se levantó asustado y miró a su alrededor, dándose cuenta de que ya no estaba en el mismo lugar.
Con dificultad, se dejó caer al suelo, respirando agitadamente, y preguntó entre suspiros pesados:
“Eleonora, ¿has tomado el control de mi cuerpo?”
Su tono era serio y parecía molesto. Eleonora ignoró su pregunta, pero él insistió.
“Eleonora… ¿Tomaste el control de mi cuerpo sin mi permiso?”
“Nunca me dijiste que no lo hiciera”
“¡Claro que te lo dije!”, replicó su candidato con frustración.
Su candidato se sentía mareado, con dolor de cabeza y su mente estaba llena de pensamientos negativos.
Lo peor era el intenso dolor que experimentaba en todo su cuerpo, como si estuviera siendo devorado o despedazado con cada respiración.
“Yo te pregunté antes y no dijiste nada…”, dijo Eleonora en voz baja.
“¡Cállate!”
Estaba cansado.
No había podido encontrar a su hermana y su única compañera era una total egoísta que solo daba órdenes.
Su mente por un segundo hizo clic.
“Eleonora…”
“¿Qué?”
“¿Sabes cuál es mi nombre?”
Él siempre llamaba a Eleonora por su nombre, pero ella siempre lo llamaba el candidato.
Para Eleonora, él era solo uno de los tantos candidatos que ella había tenido.
Esta pregunta agarró por sorpresa a Eleonora, pero haciendo un repaso rápido por su memoria, respondió: “Leonar”
Hubo una pequeña risa, que inmediatamente mando al candidato al pasado.
La razón del porqué llamo a esta espada ego Eleonora era para que él y ella tuvieran un nombre parecido, ya que la consideraba una gran compañera de confianza.
Pero… ¿Cuál era el nombre anterior de Eleonora? ¿Por qué no podía recordar nada?
Todo es culpa de Eleonora. Fue un pensamiento que se escuchaba cada vez más fuerte en su cabeza.
Una parte de él le estaba diciendo que se estaba comportando como un idiota, pero no podía pensar bien.
Solo quería descansar de una vez por todas.
“¿Adam?”, dijo Eleonora en tono de duda.
“Cállate”, respondió su candidato sin vacilar.
Eleonora había pronunciado otro nombre porque creía que se había equivocado.
El rostro de su candidato demostraba disgusto.
Eleonora se calmó y trató de repetirse varias veces que tenía que ser paciente con él.
“Escucha bien, Eleonora”
“Sí”
“Pase lo que pase…”
El tono de voz del candidato se fue alzando más.
“No me importa que reglas tengas, ¿yo no soy tu prioridad?”
“Lo eres”
“¡Entonces déjame dormir! ¡Dormir de verdad! ¡No puedes tomar posesión de mi cuerpo!”
“¿Incluso si estás en peligro?”, preguntó Eleonora.
“Incluso si estoy en peligro”
“¿Y si mueres?”
“¡No me importa!”
Eleonora no se creía lo que estaba escuchando.
¿Se había vuelto loco?
¿Por qué actuaba de manera tan irracional?
Intentando encontrar la razón detrás del comportamiento de su candidato, Eleonora preguntó con curiosidad: “Oye… ¿Qué son las pesadillas?”
“Son horribles, Eleonora. ¿Por qué preguntas estupideces?”, respondió el candidato de forma rápida y enfadada.
Eleonora había sido insultada pocas veces en su vida. La mayoría de las personas que la habían insultado eran enemigos, ¡y ahora estaban a más de 200 metros bajo tierra!
Eleonora se repitió mil veces así misma que se tenía que calmar. Quería responderle de igual manera a su candidato, pero sabía que no estaba cuerdo.
Mordiendo su orgullo, Eleonora preguntó: “¿Podrías explicarte a esta tonta… qué es un sueño y por qué quieres tenerlo?”
El candidato de Eleonora estaba desesperado por dormir, pero una parte de él sabía que, si no convencía a Eleonora, volvería a caer en ese horrible lugar.
Pensando en una respuesta, vio que no era tan fácil explicarle algo así a ella.
Después de unos minutos, se rindió en buscar una explicación lógica y simplemente dijo lo primero que se le ocurrió: “Una pesadilla es horrible, repetitiva, dolorosa y por más que intentes huir, siempre te persigue”
“¿No puedes simplemente luchar contra ella?”
¿Crees que no lo he intentado, Eleonora? No hagas preguntas estúpidas. No se puede pelear contra eso”
Eleonora guardó silencio y siguió escuchando con atención a su candidato.
“Un sueño… es relajante. A veces es absurdo, pero en otras ocasiones…”
Una lágrima intentó salir del ojo del candidato, pero se evaporizó a los pocos segundos debido a la magia de calor que Eleonora tenía activa en el cuerpo del candidato.
“No entiendo…”, dijo Eleonora.
“Tienes que experimentarlo. Es hermoso”
Eleonora entendió que le estaba negando a su candidato una bonita experiencia.
Eleonora comprendió que le estaba negando a su candidato una experiencia hermosa. Sin embargo, este lugar era demasiado peligroso.
Cumplir con su petición equivaldría a dejarlo morir.
“¿Me prometes que me dejarás ir a ese lugar, Eleonora?”, preguntó el candidato.
Eleonora se quedó en silencio.
“Eleonora, júramelo”
“¿No quieres encontrar a tu hermana?”, respondió Eleonora con la esperanza de que recordará su objetivo.
Su candidato mostró una expresión amargada, pero pronto tuvo una idea.
“Tal vez pueda visitarla en mis sueños”
¿Qué?
¿Podía cumplir el objetivo de su candidato si lo dejaba entrar en un sueño?
¡Entonces había estado perdiendo el tiempo durante todos estos meses!
Mientras la conversación se alargaba, el sueño volvía a invadir la conciencia del candidato.
“Eleonora, por favor”
“Te lo prometo, pero…”
Eleonora dudó por unos segundos en su discurso y preguntó con cierta vergüenza: “¿Crees que puedas visitar a mis hermanas? ¿Tal vez si yo duermo…?”
Eleonora se dio cuenta de que su candidato se había quedado profundamente dormido.
Pasaron pocas horas cuando una manada de lobos se acercó al lugar donde dormía el candidato.
Eleonora sintió su presencia y tenía que tomar una elección.
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