Vermillion - Capítulo 67

Capítulo 67: Héroe (3)

🍙 🍙 🍙 🍙 🍙

El tranquilo viaje continuó durante algún tiempo.

Si hubiera algo digno de mención, sería el ciervo que apareció en la carretera alrededor de una hora después de que dejaran a Yulia y que fue abatido por un vanguardia con un arco. Pero ese fue el único incidente, por lo que Kei y Aileen se sintieron incluso decepcionados, teniendo en cuenta lo mucho que Dagmar les había advertido de antemano.

Pero entonces.

Cuando llegaron a la primera aldea del atardecer, ese ambiente de tranquilidad saltó por los aires.

“…¿Qué es eso? ¿Qué está pasando?”

Holland, que era el cochero, no pudo evitar exclamar cuando la aldea se puso a la vista más allá de la carretera.

El pueblo pionero estaba rodeado por una muralla hecha de troncos, que parecía una pequeña fortaleza. Pero una parte de ese muro tenía un enorme agujero, como si hubiera sido derribado por algo. Se podía ver a los aldeanos con maderos en las manos, trabajando para repararlo mientras parecían agotados.

Los miembros de la caravana decidieron entrar en la aldea y preguntar qué ocurría por el momento.

“Algo horrible sucedió…”

Un hombre llamado Elledore comenzó a explicar con expresión cansada. Resultó ser el jefe de esta aldea, pero la primera impresión de Kei fue que era bastante joven para un jefe de aldea.

Probablemente tendría unos treinta años, y aunque era musculoso, sus cejas caídas le hacían parecer constantemente preocupado, lo que le hacía parecer poco fiable a los que le rodeaban.

Tal vez se debiera al cansancio, o tal vez no fuera muy brillante, su explicación aún no estaba clara, pero para resumirla, fue la siguiente.

Todo empezó al mediodía de hace dos días.

Uno de los aldeanos encontró un animal herido en el bosque a las afueras de la aldea.

Su cuerpo medía unos tres metros de largo. Era un animal extraño pero hermoso. Tenía el cuerpo de un caballo y una hermosa piel de brillo verde, así como un único cuerno afilado. Aunque estaba revestido de un aura de agresividad, tenía heridas profundas en la pata y el abdomen, jadeaba de dolor cuando el aldeano lo encontró.

El aldeano se dio cuenta a primera vista de que no era una simple bestia, llamó a sus amigos de la aldea y, con un esfuerzo conjunto, lograron abatirla tras asestarle una lluvia de golpes.

Pensando que alcanzaría un alto precio, los aldeanos lo despellejaron y cogieron su cuerno, y se comieron juntos la carne estropeada para celebrarlo. Se limitaron a asar la carne y a sazonarla con sal, pero aun así, el sabor era de otro mundo.

A continuación, tiraron los extraños órganos internos que parecían incomestibles y guardaron las ‘sobras’ como huesos en el almacén, y se fueron a dormir plenamente satisfechos: todo iba bien hasta entonces.

La tragedia ocurrió al atardecer del día siguiente, es decir, ayer.

De repente oyeron un rugido terrible procedente del bosque y en el momento siguiente apareció un monstruo gigante que nunca habían visto.

Era tan grande que su cabeza era visible desde el otro lado del muro de la aldea, era-

“-Un oso. Un oso demencialmente enorme”. anunció Elledore con rechazo.

El oso había destruido el muro de un solo golpe de pata y se dirigió directamente al almacén donde habían guardado las ‘sobras’, pero en cuanto descubrió que sólo quedaban huesos y piel, se volvió iracundo y atacó a los aldeanos.

“Se comió a seis personas. Tres hombres, dos mujeres y un niño. Se los tragó enteros, sin dejar prácticamente ningún cadáver. …Hubo dos heridos más, pero murieron antes del amanecer”.

Al escuchar la tenebrosa historia que Elledore había relatado entrecortadamente, todos los integrantes de la caravana torcieron la boca y guardaron un silencio absoluto.

“…¿Qué piensas hacer?”

La pregunta de Holland fue respondida con un fuerte suspiro.

“Envié a varias personas a Urvan esta mañana. Pero a pie, ya que incluso nuestros caballos fueron devorados… Sin embargo, no sabemos si van a enviar algo de ayuda, ni mencionar si van a creer nuestra historia.”

“Uhh…”

Holland gimió mientras miraba el muro derrumbado. Ciertamente era difícil de creer que hubiera un oso que fuera incluso más alto que esta pared con una altura de unos tres metros. Dicho esto, al ver el muro y las casas destruidas quedó claro que Elledore no había exagerado la historia.

“¿No estamos nosotros también en peligro…”

“Quizá deberíamos huir…”

Los mercaderes comenzaron a discutir en susurros, pero también llegó a los oídos de Elledore y su expresión empeoró. Si dejaban ir a la caravana -o, concretamente, la escolta que llevaban con ellos- estaba más que claro que la aldea sería aniquilada.

“Por favor, esperen. No nos abandonen”.

“…Comprendo tus sentimientos, pero no querría enfrentarme a semejante monstruo ni aunque amontonaras oro delante de mí”.

Dagmar expresó su opinión como representante de los escoltas. Miró el muro derrumbado con lástima y compasión coloreando su rostro.

“Más bien, ¿No sería mejor huir cuanto antes?”.

“¡Q-Que…!”

“¡Sí, salgamos de aquí! Este no parece un oponente al que podamos enfrentarnos con nuestras fuerzas!”

“Enfrentarnos al monstruo que destrozó ese muro…”

“¿Qué tal si ustedes, aldeanos, huyen con nosotros?”

“Podría perseguirlos…”

“…Eso sería malo.”

“¡Oye! ¿Nos estás diciendo que nos quedemos aquí, haciendo de cebo?”

Los aldeanos también se habían reunido, y comenzaron ahora a unirse también a la conversación, causando aún más alboroto.

Escapando de la multitud, Kei se dirigió solo hacia el muro derrumbado.

Sin prestar atención a los aldeanos que hacían reparaciones con expresiones resignadas, primero dirigió su vista al suelo fuera del muro. Ni siquiera necesitó buscar para descubrir una huella gigante. Se agachó y comparó el tamaño con la palma de la mano, y estimó que la pata del ‘oso’ medía fácilmente más de 50 centímetros.

El suelo excavado con la forma de su pata, los árboles desarraigados y derribados, y las marcas de garras gigantes grabadas en la pared: inspeccionó cuidadosamente cada una de ellas.

“¿Qué piensas, Kei?”

Escucho una voz desde atrás. Ni siquiera tuvo que girarse para saber que era Aileen.

“…Bueno, Aileen, ¿Puedes echar un vistazo a ese muro por mí? Hay algunas pieles atrapadas en ella”.

“Hmm, veamos”.

Aileen corrió rápidamente hacia la parte del muro que señalaba Kei, saltó ligeramente y se agarró a un lugar de unos dos metros de altura. Los aldeanos que los rodeaban se quedaron boquiabiertos ante su salto, que pondría en dificultades a los acróbatas, pero Aileen no se dio cuenta de nada.

“…Bingo”.

Sacó varios mechones de pelo de animal clavados en un hueco de la pared.

“Me sorprende que te hayas fijado en ellos dentro de esta oscuridad, Kei”.

“Bueno, sí. Deja que eche un vistazo un poco”.

Extendió el pelo que ella le pasó hacia el resplandor del atardecer que iluminaba el cielo y lo inspeccionó. Era un pelo duro, de color rojo oscuro y con brillo.

“Sólo hay una especie de oso que tenga el pelo de este color…”

“¿Pero no es demasiado pequeño para eso, según lo que hemos oído?”

“Probablemente es una criatura joven. ¿Tal vez esa es la razón por la que vino hasta un asentamiento humano?”

“Tiene sentido…”

Dejando caer sus miradas en el pelaje y luego mirando en dirección al bosque, sus expresiones se volvieron sombrías.

“¿Qué hacemos? Puedo [Rastrearlo], si quieres”. Comentó Aileen mientras miraba al cielo donde el sol había desaparecido finalmente.

“…Realmente no podemos decidir esto por nosotros mismos. Sería más inteligente discutirlo con nuestro cliente”.

Si fueran sólo Kei y Aileen, podrían haber lidiado fácilmente con el oso en cualquier momento, pero teniendo en cuenta la caravana y los aldeanos, no podían arriesgarse a actuar sin cuidado. Así que los dos volvieron al centro de la aldea, donde las acaloradas discusiones seguían aumentando.

.

.

.

Este capítulo se tradujo lo más antes posible gracias a Alonso!
Canjeo 1000 Onigiris x 1 Capítulo extra de Vermillion!
El capítulo 67

.