Vermillion - Capítulo 126
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Capítulo 126: Investigación [3]
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“Tener buen ímpetu no basta, Kei”.
Al darse la vuelta, vio a Aileen mirándole con una mano en la cintura.
“…No estoy seguro de qué decir”.
Kei hizo un puchero y se levantó con cara preocupada.
“¿Cómo has hecho eso hace un momento?”.
“Cómo, me preguntas… simplemente tiré de tu brazo derecho así, y luego salté detrás de ti y te birlé las piernas”.
“Ya veo…”
Él podía entender lo que ella estaba diciendo, pero no podía imaginar cómo sucedió realmente.
“Siempre digo lo mismo, pero tus ataques son demasiado directos, Kei”.
“Pero mis fintas difícilmente funcionarían contra ti”.
“No, no me refiero a fintas y esas cosas”.
-Dejas demasiados huecos después de los ataques.
-Es fácil saber lo que planeas.
-Tardas demasiado en recuperarte de los contraataques.
Aileen enumeró uno tras otro los puntos débiles de Kei. Al tenerlo tan claro, una expresión amarga se formó en su rostro.
Normalmente, Kei no perdería en un concurso de fuerza contra la mayoría de los oponentes, pero al igual que el dicho de que era mejor doblarse que romperse, su compatibilidad cuando se enfrentaba a luchadores muy técnicos como Aileen era bastante mala.
Aunque sus habilidades con el arco eran superiores a las del resto, sólo podía hacer los movimientos de manual en batallas cuerpo a cuerpo, por lo que no podía competir contra guerreros cuyas habilidades superasen cierto nivel.
Por cierto, entre los mejores jugadores del juego, guerreros del nivel de Aileen eran comunes, lo que debería poner la fuerza de Kei en perspectiva para cualquiera.
“-Entonces, presta más atención a esos, y hagamos otro intento”.
“No siento que pueda…”
Cuando Aileen empezó a hablar como una profesora, Kei ya había entrado en su modo de rendición. También era obvio durante sus días de juego, pero Kei no tenía sentido para el combate cuerpo a cuerpo.
A continuación, Aileen siguió bloqueándole las articulaciones y zarandeándole durante 30 minutos. Luego, tras hacer un poco de sparring con golpes al final, dieron por concluido su entrenamiento matutino.
Mientras los dos entrenaban, la hora punta del desayuno había terminado, dejando el comedor relativamente vacío.
“Oh, hola a los dos. Parece que hoy también estáis llenos de energía, entrenando desde por la mañana y todo eso”.
Cuando entraron en el salón, Jamie les saludó amistosamente mientras se movía afanosamente con una bandeja en una mano.
“Hola, buenos días. Tenemos que hacerlo o se nos embotará el cuerpo”.
“Entonces, ¿Quieres desayunar?”
“Sí, lo de siempre, por favor”.
“‘Kay, dame un momento”.
Se dirigió a la cocina. Llevaba tiempo sufriendo cada mañana al ver a Kei y Aileen juntos, pero hoy en día se había acostumbrado y ya no le importaba.
Por otro lado, Aileen, la pareja de Kei, ni siquiera miraba en dirección a Jamie y, en cambio, se dedicaba a robar miradas a los platos de los demás clientes, murmurando: “Así que hoy toca tostada…”.
Desde la fiesta posterior al torneo, Aileen no intentaba hablar proactivamente con Jamie, y Jamie tampoco le dirigía la mirada. Kei percibio una discordia femenina entre las dos, pero decidio fingir que no se daba cuenta. Era bastante obvio que las cosas se pondrian feas si tocaba este tema.
“Entonces, ¿Qué hacemos hoy?”
preguntó Aileen mientras se sentaba alegremente.
“No es que haya nada que decidir… haremos lo mismo de siempre”.
“En eso tienes razón”.
Aileen se desplomó sobre la mesa ante la cortante respuesta de Kei. Kei también suspiró, con la mirada perdida en el aire y la barbilla apoyada en una mano.
Durante las dos últimas semanas, Kei y Aileen habían estado absortos en la lectura de libros en la biblioteca desde la mañana hasta la noche, excepto los domingos, cuando la biblioteca estaba cerrada.
Buscaban las palabras que les interesaban en la Enciclopedia y, al mismo tiempo, utilizaban como ayuda libros de referencia y publicaciones relacionadas. No contaba con una práctica función de búsqueda, por lo que era el lector el que debía decidir qué tipo de información buscaba, por lo que Kei y Aileen sólo podían seguir leyendo todo lo que encontraban. Ambas estaban ya hartas de dejarse torturar por términos lingüísticos, poéticos y expresiones que las pegaban al diccionario inglés-inglés que habían tomado prestado.
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