Vermillion - Capítulo 107
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Capítulo 107: Torneo [6]
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“Siento no haberme fijado en ti… ¡¿Q-Qué quieres pedir?!”.
“Un aperitivo ligero… y creo que me decantaré por un vino diluido. ¿Y tú, Aileen?”
“Sidra para mí”.
“¡Bien, la traeré en un segundo~!”
Colocó su linterna en una mesa cercana y salió corriendo hacia la cocina como si huyera.
Ella siempre actúa segura de sí misma, así que verla tan avergonzada fue… bastante bueno.
Jamie se había burlado de él por el ruido nocturno del otro día. Por aquel entonces él pensaba que era una chica bastante desvergonzada, pero resultó que sí poseía cierto grado de timidez. Fue una experiencia tan fresca porque ella siempre era tan elocuente.
Kei recordó de repente lo del tendero que había hablado de que la gente mala se liaba con ella.
Puede que lo hubiera pasado mal si no hubiera tenido a Aileen.
Quizá esto sea el llamado gap moe. En cualquier caso, se me permitió ver algo raro, Kei se sintió satisfecho. Ignorando a Kei, Aileen estaba más concentrada en la linterna que dejo Jamie.
“Siento la espera~. Aquí está su vino diluido, sidra y canapé”.
Al cabo de un rato, Jamie volvió con una bandeja cargada de vasos y platos.
“Vaya, eso sí que es una alineación de lujo”.
Kei alzó la voz de admiración ante el canapé que había colocado sobre la mesa. El pan duro había sido cortado en finos trozos del tamaño de un bocado, con ingredientes multicolores como queso, verduras y jamón puestos encima de las rebanadas. Ya se había estado preguntando por la tardanza de su pedido, pero viendo el resultado, pudo aceptarlo.
“¡Piénsalo como un regalo!”
Dijo con una sonrisa, pero rastros de vergüenza aún teñían su rostro. Como había pedido alcohol, la cuenta era un poco cara, pero sacó unas moneditas de plata y lo pagó todo, incluida la propina.
“Dime, ¿Qué es eso?” Aileen señaló el farolillo, preguntándole qué era lo que le molestaba desde hacía un rato.
Jamie sonrió irónicamente, aceptando su destino, y contestó: “Bueno… mañana empieza el festival del solsticio de verano, ¿No? Tenemos la costumbre de dejar que las linternas floten por el río la noche anterior. Hacemos pequeñas barcas, colocamos linternas o velas en ellas y las dejamos a la deriva”.
“Ohh~” respondió Aileen admirada mientras se llenaba la boca de canapé.
Suena como una Procesión de Barcos Espirituales, pensó Kei mientras escuchaba.
“¿Pero de verdad está bien hacer eso? He oído que los Espíritus se enfadan si contaminas el agua”.
Con “río”, probablemente se refería al Aria, que fluía al este de Urvan. Kei hizo una pregunta sencilla, recordando la leyenda sobre el Gran Espíritu del Agua del lago Synapeia, que se encontraba río abajo del Aria.
“Oh, no, no hay ningún problema. Al parecer, los habitantes de Yulia los sacan desesperadamente del río antes de que deriven hacia el lago…”
“Ya veo”.
Kei asintió con una sonrisa crispada ante su despreocupada respuesta. Personalmente, lo consideraba extremadamente irresponsable hacia los demás, pero no lo mencionó.
“Esta noche pienso dejar éste a la deriva. ¿Quieres venir?”
“Oh, ¿Podemos?”
“Por supuesto. Es súper romántico”.
“¡Oh, qué bonito! ¡Gracias!”
Las dos chicas estaban muy animadas. La participación de Kei se decidió sin que él pudiera opinar, pero no tenía motivos para negarse, así que decidió seguir la corriente.
Aquella noche.
Después de cenar, Kei y las dos chicas informaron de sus planes al tendero con cara de enano, que al parecer se llamaba Derrick, y salieron juntos de la posada.
Al principio, Derrick se opuso a que Jamie fuera a la despedida de los faroles, pero en cuanto supo que Kei y Aileen la acompañarían, aceptó de buen grado. Desde luego, no sería bueno que una chica tan hermosa como ella merodeara sola por las calles de noche. El “Te la dejo” de Derrick sonó extrañamente fuerte en los oídos de Kei.
Jamie iba desarmado, pero Kei y Aileen decidieron llevar armas, por si acaso. Aileen llevaba una espada corta en la cadera, mientras que Kei le había pedido prestado un sable. Normalmente, Aileen ganaría fácilmente cualquier combate cuerpo a cuerpo, pero su frágil aspecto sugería lo contrario. Por ello, Kei pensó que no sería una gran disuasión.
Por cierto, muchos otros de los clientes del bar querían acompañarlos, pero la mirada de Derrick hizo que se callaran. Era bastante obvio que Kei y Aileen eran amantes, y por eso no consideraba a Kei como “mal bicho”, a diferencia de los demás hombres.
Así pues, los tres caminaron por la ciudad nocturna.
Jamie sujetaba su linterna con ambas manos, mientras que Kei llevaba una en la derecha, iluminando su camino. Aileen caminaba a su lado, ocupando su mano izquierda.
Era la víspera del festival de los farolillos flotantes. Una atmósfera diferente recorría la ciudad. Las hogueras que arrojaban su brillo carmesí anaranjado a las calles daban al paisaje urbano habitual un toque nuevo y místico.
Las sombras danzaban como fantasmas entre las llamas parpadeantes mientras sus dueños, la gente, se dirigían hacia el este. Las pisadas y la respiración llenaban el aire, prueba de que el lugar estaba repleto de gente y, sin embargo, el ambiente carecía claramente del fervor habitual de los festivales.
Normalmente, con tanta gente alrededor, todo el mundo tendría cuidado con los carteristas y otros maleantes, pero sólo en este día, la atmósfera solemne no permitía ninguna maquinación maligna.
A pesar del bullicio de la gente, todo estaba tranquilo.
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