Tengo la espada sagrada? - Capítulo 47
✨ New novels every Tuesday and Saturday, and new chapters every Wednesday, Friday and Sunday!
🔥 Check out the latest releases and chapters here!
🌟 Join our WhatsApp group to request novels and receive the latest updates
📱 To add us to your favorites, tap the browser menu and select “Add to Home Screen” (for mobile devices).
Capítulo 47 – Eso es imposible.
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
El grupo comenzó avanzar por la parte baja del bosque, moviéndose a un ritmo constante.
Eleonora iba al frente, su mirada fija en el horizonte, mientras Alexia caminaba a su lado, atenta a cualquier señal de peligro.
Thorne y Darius mantenían sus posiciones a los lados, alertas, mientras que Leo se quedaba atrás, asegurándose de que Isuke, la chica de cabello blanco, Aiden que cargaba a Marta y Selena permanecieran protegidos en el medio del grupo.
El sonido de las hojas crujientes bajo sus pies llenaba el aire, pero a medida que avanzaban, la atmósfera se volvía cada vez más densa, y un ligero escalofrío recorrió la espalda de Alexia.
Fue entonces cuando lo sintió.
“Eleonora, espera”, susurró Alexia, ya que sus instintos despertaron ante la presencia cercana de algo peligroso.
Eleonora, en lugar de detenerse o mostrar preocupación, esbozó una sonrisa.
El lobo, que había estado durmiendo a la sombra de los árboles cercanos, ahora abría los ojos, consciente de la presencia del grupo.
Era la misma criatura colosal, de pelaje oscuro y ojos centelleantes.
Pero para Eleonora, no era más que un animal grande, nada más.
Sin embargo, sabía que, en el estado físico actual del cuerpo de su candidato, enfrentarse a algo así no sería sencillo.
Este cuerpo, todavía estaba bastante limitado y era muy vulnerable, ya que podía romperse fácilmente.
Y cómo en esta situación no era estrictamente necesario arriesgarse o herir el cuerpo de su candidato, Eleonora decidió ir por el otro método.
“Qué molesto”, murmuró Eleonora para sí misma.
Eleonora entregó la espada que tenía en mano a Alexia. “Sostén esto”, dijo sin mirarla.
Alexia tomó la espada sin dudar, observando con atención cómo Eleonora se concentraba.
Eleonora empezó a canalizar su ira, usando como combustible toda la impotencia que sintió durante años.
Podía hacer tantas cosas ahora, así que obviamente no iba a dejar que una criatura tan insignificante como esa fuera un obstáculo para ella.
Y si bien quería pelear… sabía que tenía que limitarse por ahora.
Si bien ella podía soportar el mantenerse consciente controlando el cuerpo de su candidato gracias a su gran tolerancia al dolor, había una gran posibilidad de que cuando su candidato volviera a tomar el control de su cuerpo no pudiera soportar toda la carga que ella estaba cargando sobre su cuerpo.
Por eso, tenía que acabar con esa bestia usando su magia. Era menos doloroso y solo le provocaría bastante fatiga y cansancio a su candidato para cuando volviera a tomar el control.
Poco a poco una energía roja y densa comenzó a emanar de sus manos, y en cuestión de segundos, una llamarada gigantesca surgió de sus palmas, dirigida con precisión hacia el lobo, que ya se había levantado.
El fuego cortó el aire, rugiendo a través del espacio despejado entre los árboles, alcanzando al lobo en un costado.
La criatura aulló, esquivando y rodando hacia un lado.
Eleonora frunció el ceño.
Aunque había impactado parcialmente, no fue suficiente para derribar a la bestia.
El agotamiento se apoderó de ella rápidamente, y decidió cancelar la habilidad antes de perder más energía.
“Maldito sea”, murmuró entre dientes, frustrada por no haber logrado quemar al lobo por completo.
Definitivamente se había vuelto débil.
Y todo por…
Eleonora desvió la mirada hacia la chica de cabello blanco, que observaba todo en silencio, como si estuviera analizando cada movimiento para aprender de ella.
“¡Tú!”, gritó Eleonora, señalándola. “Acércate.”
A pesar de que ya no la consideraba útil, era obvio que podía usarla para una tarea como esta.
Era lo mínimo que podía hacer esa invocación que había succionado todo su poder para invocarla.
El grito de Eleonora sorprendió al grupo, que aún estaba procesando lo que acababan de presenciar.
Para ellos, Eleonora era un monstruo.
Sin embargo, la chica obedeció sin vacilar, avanzando hacia Eleonora.
Los árboles que rodeaban la escena, de una resistencia bastante elevada, seguían en pie, protegiendo momentáneamente al grupo del lobo que intentaba acercarse.
Eleonora tomó a la chica por los hombros, girándola hacia la criatura.
“Haz lo que hice”, le ordenó, mostrándole con un gesto la forma correcta de canalizar el poder. “Concentra toda tu ira y frustración aquí”, dijo, presionando con fuerza las palmas de las manos de la chica. “Siente el calor, puedes usar el deseo de destruirlo todo. No te contengas. Y asegúrate de que haya valido la pena haberte traído hasta aquí.”
La invocación, en silencio, asintió.
Esta vez, no podía fallar.
Sus ojos dorados comenzaron a brillar con una intensidad peligrosa, mientras recordaba la impotencia que había sentido antes, al fallar en su misión de exterminar a los lobos y su incapacidad de volar al momento que Eleonora le dio esa instrucción antes.
Esa furia acumulada se manifestó rápidamente en su interior, mientras replicaba los movimientos de Eleonora.
El grupo observaba en un tenso silencio, sin atreverse a intervenir.
Nadie quería interrumpir lo que estaba por suceder.
De repente, una llamarada descomunal, mucho más poderosa que la de Eleonora, salió disparada de las manos de la chica.
El fuego era tan intenso que su cuerpo se deslizó hacia atrás, luchando por mantener el equilibrio.
La llamarada avanzó como un torrente imparable, incinerando todo a su paso.
Los árboles, que antes habían resistido, empezaron a ceder ante el calor abrasador, y el lobo, que intentaba esquivar, fue alcanzado por completo.
Su cuerpo, incapaz de soportar la intensidad del ataque, fue pulverizado, cayendo inerte al suelo.
“¡Basta!” ordenó Eleonora, observando cómo su invocación seguía canalizando el fuego.
La chica detuvo el ataque, dejando de generar el torrente de llamas.
El silencio volvió a apoderarse del grupo, pero esta vez era un silencio cargado de asombro.
Los restos calcinados del lobo y los árboles carbonizados eran testigos del poder devastador que acababan de presenciar.
Alexia, recuperándose del impacto, se volvió hacia Eleonora.
“¿Qué… qué es ella?” preguntó, señalando a la invocación, aún incrédula.
Eleonora, extrañada por la pregunta, respondió con calma.
“Es una invocación.”
El grupo entero quedó atónito.
No había forma de que esa chica pudiera ser solo una invocación, al menos no según el conocimiento convencional.
Sin embargo, la demostración de poder que acababan de presenciar sugería lo contrario, y nadie se atrevió a contradecir a Eleonora.
Con excepción a una persona.
“Es imposible que eso esa una invocación”, comentó Isuke.
.
.
.