Tengo la espada sagrada? - Capítulo 23
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Capítulo 23 – Ricos
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Al final, Aiden y Alexia acordaron informar a sus grupos de la separación luego de que comieran.
Aiden no entendía el porqué de esta medida impuesta por Alexia, pero ya prometió pagarle a pesar de que abandonaran, aceptó.
Alexia ordenó a Leo junto a Darius revisar los alrededores debido a que eran los que estaban en mejor forma.
El resto del grupo se encargó de preparar la zona para comer, pero…
“¡Es demasiado duro!”, gritó Thorne mientras soltaba el hacha que había usado para intentar cortar el árbol.
“¿Qué pasa?”, preguntó Alexia, acercándose.
“La madera de estos árboles… Es como si estuviera hecha de hierro”, respondió Thorne, frotándose las manos adoloridas.
“Ni siquiera he podido hacer una muesca”.
Alexia frunció el ceño y se acercó al árbol. Golpeando la madera con su mano cubierta de maná, Alexia sintió la gran resistencia del árbol.
Definitivamente, eso no era un árbol común.
“¿Qué diablos?”, murmuró Alexia mientras se sobaba la mano.
“¿Ves?”
Mientras tanto, las magas del grupo, Mara y Selena, continuaban examinando las hojas brillantes. Mara sostenía una hoja entre sus dedos, observando cómo la luz parecía emanar de su interior.
“Es fascinante”, susurró Mara. No podía creer que una hoja pudiera emitir calor sin hacerse daño a sí misma.
“La hoja está emitiendo una energía extraña… no es maná… tampoco aura… y mucho menos poder sagrado”, explicó Selena mientras fruncía el ceño.
A pesar de no decir una palabra, ambas sacaron de su bolsillo un pequeño frasco para guardar la mayor cantidad de muestras, aun si eso les costaba llenar sus bolsas especiales de este raro material.
Camila, que había estado sentada junto a Isuke sin hacer nada, ya que no le habían traído la leña para hacer el fuego, vio cómo este estaba meditando en silencio.
Aprovechando que estaban solos, Camila le preguntó:
“¿Qué tan cerca estamos de ‘eso’…?”
Camila se sintió ignorada, ya que Isuke se quedó en silencio por varios segundos, y justo cuando estaba por levantarse para ver por qué los otros se tardaban tanto…
“Estamos cerca”.
Estas palabras hicieron que nuevamente Camila se agachara para preguntar:
“¿Qué tanto?”
Su corazón había empezado a latir más rápido.
¿Y si Leo y Darius ya la habían encontrado?
Esta expedición… esto era más que una simple expedición para ella. Desde el momento que Isuke entró al bosque sintió cómo la sensación que lo guiaba se disparó.
Originalmente, y a pesar de sus dudas, sentía que este era el camino, pero ahora que estaba aquí… rodeado de estos extraños árboles, la sensación que lo guiaba no hacía más que dar vueltas.
El tamaño de este bosque parecía no tener fin, y si se descuidaban en marcar mal el lugar por dónde habían entrado… probablemente se perderían en este extraño lugar.
¿Quién era exactamente Eleonora?
Esta pregunta hizo que Isuke se sumergiera en sus pensamientos, ya que la voz de ella…
Esa voz desesperada…
Esa voz nerviosa…
Esa voz… era una voz dulce que sin lugar a dudas había pasado por mucho, pero…
“¿Isuke?”
El toque en el hombro de Camila sacó por completo a Isuke de sus pensamientos.
“¿Qué?”, preguntó Isuke malhumorado, y antes de que continuaran con su conversación, Alexia llegó cargando pequeños pedazos de madera.
“Aquí tienes”.
Camila estaba confundida por los pedazos tan pobres que le estaban dando.
¿De verdad pensaban que podía cocinar algo sobre esta leña?
Alexia, al ver la expresión de confusión de Camila, le aclaró:
“La madera de los árboles aquí es extremadamente dura. Cuando vuelvan Leo y Darius les pediremos que corten más madera, pero del resto tienes que hacer lo mejor que puedas con esto”.
Camila asintió varias veces antes de irse a preparar todo para la comida. Alexia, al notar el rostro demacrado de Isuke, le preguntó:
“¿Has descansado algo?”
“Estamos cerca. La sensación cambió”.
“Sé más específico…”
“Antes era una brújula que apuntaba hacia acá”.
“¿Y ahora?”
“La brújula está dando vueltas”.
‘¿Será una prueba de la espada-ego?’, pensó Alexia mientras intentaba descifrar la razón de ese cambio.
A los minutos volvió Leo junto con Darius y ambos informaron que no había nada extraño a los alrededores aparte de algunos pequeños animales que merodeaban por allí. Escuchar esto último alivió a Alexia, ya que eso significaba que en este bosque había otras presas aparte de ellos.
Luego de eso, Alexia les mostró a los demás las propiedades de los árboles, por lo que, mientras Camila terminaba de preparar la comida, comenzó una competencia entre los chicos para ver quién era capaz de cortar más trozos de madera.
“Oigan, ¿qué les parece si informamos de este lugar para cuando volvamos?”, propuso Thorne en el momento que se le vino esa idea a la cabeza.
“¡Cierto! Podríamos hacernos ricos vendiendo este material al ejército”, comentó Darius.
“Lo veo complicado. Para eso primero tendríamos que guardar bien el registro del lugar al que nos transportó el Kluir”, explicó Isuke a pesar de estar apartado de esa competencia.
“¿Kluir?”, repitió Thorne extrañado.
“Es el nombre del dispositivo de teletransportación que nos trajo aquí. ¿No te sabías el nombre?”
“Esas cosas no me interesan”, respondió Thorne mientras se cruzaba de brazos.
“¡Isuke! ¿Y sabes cómo sacar esa información?”, preguntó Darius emocionado mientras se acercaba a él.
Interponiéndose en su camino, Leo contestó:
“Primero lo primero. Resolvamos la búsqueda de mi objeto y luego ustedes sacarán todo el dinero que quieran de aquí”.
A pesar de estar considerablemente separada de los chicos, al escuchar ese comentario por parte de Leo, Alexia alzó la voz para decir:
“¡Chicos, vengan a comer!”
“¿Eh? Pero todavía no…”
“Solo sirve”, le susurró Alexia a Camila. Luego se fue al lugar hacia dónde estaban las chicas.
“¿Tienen una idea de dónde está Aiden?”
“¿Aiden?”, preguntó extrañada Marta.
“Oh, si preguntas por él… no te preocupes. Él suele pasear a veces solo para comprobar el estado del entorno… creo que debería de estar volviendo en unos pocos minutos”, respondió Selena.
“Aiden es un tonto… ¿por qué no fue a patrullar con los chicos? No lo entiendo…”, dijo Marta mientras rompía una de las hojas a la mitad.
“Bueno… ¿quieren comer ya? La comida está lista”.
“¿¡En serio!?”, preguntó Marta a la vez que se levantaba.
“Sí”.
“Vamos, Selena. Nuestra exhaustiva y dura investigación seguirá luego de probar lo que sea que esa curadora haya preparado”.
“Se llama Camila…”
“¿Y qué dije?”
Acompañando a ambas chicas al lugar dónde Camila estaba atendiendo a todos, Alexia fue a auxiliarla mientras terminaba de idear en su mente la mejor forma de persuadir al grupo de Aiden.
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