Summoned Slaughterer - Capítulo 168
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Capítulo 168: Poniéndose en Marcha
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La noticia sobre la nueva invasión de los demonios no procedía de una de las patrullas de Fokalore enviadas a las fronteras con Vichy y los Baldíos, sino que la trajeron los refugiados de Vichy que consiguieron escapar.
Al principio se consideró que era una noticia obsoleta debido a que los refugiados habían estado huyendo todo el tiempo, sobre todo porque también faltaba cualquier mención a una invasión demoníaca en los informes habituales.
“En otras palabras, eso significa que el ejército de demonios no vino de los Baldíos, sino que apareció de repente dentro de Vichy”. (Caim)
Caim, que comprobó el informe elaborado por Paryuu, informó oralmente a Alyssa, que está enterrada bajo una montaña de documentos tras haber ocupado el despacho que antes utilizaba Hifumi. En resumen, lo que quería decirle era que se moviera de inmediato.
“¿Cuántas tropas tienen?” (Alyssa)
“Su escala es aún desconocida, pero a juzgar por el número de refugiados que llegan, es probable que estén ocupando constantemente las ciudades opuestas a la frontera que toca con Orsongrande y Horant. Como parece que los demonios también están eliminando a los soldados desbocados de Pyursang, se hizo más fácil lidiar con ese lado”. (Caim)
Al parecer, hubo refugiados que presenciaron cómo los demonios mataban a los soldados reforzados.
El informe pulcramente resumido era un escrito espléndido que no tenía lugares que requirieran correcciones por parte de Caim y mostraba ampliamente las habilidades de Paryu. Además, normalmente este tipo de documentos, en los que se pedía que se enviara un mayor número de bienes y personal, tenían muchas emociones más oscuras, pero en el informe de Paryu no se encontraba nada de eso, lo que permitía pasarlo a los miembros del personal como lista de material sin ningún cambio.
De hecho, Caim la reprodujo sin un solo ajuste o suplemento, y se la entregó a Alyssa. Consideró que era el documento adecuado para practicar la lectura de informes.
“Dado que ha aumentado el número de refugiados, Paryu ha solicitado bienes y además personal para tareas de defensa. Según su estimación, probablemente habrá contacto con los demonios en menos de 10 días. Comparto la misma opinión”. (Caim)
Parecía que Vichy como grupo de ciudades-estado ya había dejado de funcionar. Comenzaron a llegar fuertes peticiones de ayuda, no desde el comité central, sino desde las distintas ciudades cercanas a Fokalore. Pero, de acuerdo con la orden de Hifumi, dieron oficialmente la razón: “Además de instruirles para que vigilen tranquilamente el país, deben confiar primero en el comité central”. Alyssa también adoptó esa postura.
“¿Qué hacemos?” (Caim)
Aunque Caim preguntó sin expresión y con indiferencia, un país al otro lado de la frontera está siendo invadido por demonios. Teniendo en cuenta Fokalore, era un peligro que afectaba a la existencia del territorio.
Dado que Viine también lo entendía, se estremeció mientras miraba el informe.
“Aumenten el número de personal… o más bien, enviaremos a todo el ejército. Yo también iré. También me llevaré a Pruflas-san y a los otros enanos. Prepara un servicio de transporte con vagones ya que utilizaremos a todos aquellos que sean útiles para la construcción de una base de defensa.” (Alyssa)
Una vez que devolvió el documento a Caim, que estaba anotando rápidamente sus instrucciones, Alyssa continuó,
“Estoy segura de que su intención era que yo cuidara de este territorio y título nobiliario. Algún día llegará el momento en que Hifumi regrese, y entonces me regañarán si el territorio se ha reducido o si he perdido ante alguien”. (Alyssa)
Y entonces le pidió a Viine que la acompañara también.
“¿Puedes hacerme compañía un poco más? Me gustaría que le dijeras a Hifumi que estoy haciendo todo lo posible cuando vayas con él”. (Alyssa)
“Entendido”. (Viine)
En su corazón estaba asustada, pero Viine aceptó de buen grado la petición de Alyssa. Se había decidido que Viine sería destinada a un puesto oficial que le permitiera viajar entre Hifumi y el territorio una vez que terminara la educación básica. Le pareció natural acompañar a Alyssa para desempeñar ese papel.
“Caim-san, ¿cuánto falta para que podamos partir?” (Alyssa)
“La preparación de los bienes ya está avanzando. Probablemente será posible que el primer grupo parta mañana por la mañana. Como los vagones y las vías del tren están listos, podrán llegar allí en un día”. (Caim)
“¡Como se esperaba de ti!” (Alyssa)
Al día siguiente, Caim y Brokra se quedaron en Fokalore como representantes del señor feudal, y Alyssa se dirigió a la ciudad fronteriza de Rhone mientras la acompañaba Viine como asistente.
Al tercer día de estar montando armamento como lanzadores de lanzas y reforzando las murallas a gran velocidad, aparecieron visitantes inesperados.
“¡Ah! ¡Viine-san, ha pasado mucho tiempo!” (Reni)
“¿¡Reni-san!? Los otros también…!” (Viine)
Dirigiéndose hacia Viine, que se precipitó tras ser llamada por los guardias de la frontera, Reni y Gengu se acercaron a ella mientras agitaban sus manos. Los elfos como Zanga estaban presentes detrás de ellos también.
“¿Qué pasa?” (Viine)
“Sí, queremos vivir aquí. ¿Está bien?” (Reni)
Viine se sintió mareada. De alguna manera se las arregló para poner fuerza en sus rodillas mientras sostenía su cabeza.
“No tengo autoridad para decidir eso, así que…” (Viine)
“Claro~”. (Alyssa)
La que llegó corriendo al lugar justo antes de cruzar la frontera a paso ligero fue la señora feudal Alyssa. Llevaba además un manto rojo por sugerencia de Miyukare, quien dijo que le gustaría que Alyssa fuera digna frente a los refugiados, pero con ella corriendo haciendo que el manto volara con el viento, sólo parecía que un niño estuviera jugando.
“A-Alyssa-sama…” (Viine)
Después de que Viine le explicara a la desconcertada Reni sobre Alyssa, ésta inclinó la cabeza hacia Alyssa.
“Todo el mundo quiere llevar una vida similar a la de los humanos. Por favor!” (Reni)
“Entonces, para empezar, vivirás en esta ciudad. Viine-san, por favor, pregunta a Paryu si hay algún edificio o posada libre y guíalos hasta allí. También, por favor, regístralos en el censo. Y, me gustaría escuchar las historias de todos, así que por favor trátenme bien en ese momento”. (Alyssa)
Alyssa y Reni, que intercambiaron un firme apretón de manos, se sonrieron débilmente y se separaron.
Viine corrió al ayuntamiento temporal para buscar a Paryu. Alyssa le dijo que tenía otra tarea y se dirigió al muro que aún estaba en construcción.
“… De alguna manera se decidió con demasiada facilidad. Aunque dijiste que ella es la sucesora de Hifumi… siento decirlo, pero ¿estará bien?” (Gengu)
“¿No está bien?” (Reni)
Reni rechazó inmediatamente la preocupación de Gengu.
“Tal vez ese niño… ah, se equivocó, Lord-sama pensó que sería conveniente que los elfos y los hombres bestia estuviéramos aquí… Varias personas están reforzando los muros y preparando las armas. También hay muchos soldados presentes. Probablemente están esperando que los demonios ataquen”. (Reni)
“Entonces, ¿por qué sería conveniente para ellos nuestra existencia?” (Gengu)
“Hifumi me enseñó que lo básico es hacer que los planes de tus oponentes se vuelvan locos en una batalla. Los demonios no saben que estamos en una ciudad humana… es probable que eso sea lo que esté pensando Lord-sama”. (Reni)
“Eso significa que estamos…” (Gengu)
“No creo que planeen usarnos como escudos, sino… como una de las trampas, tal vez. Creo que los comandantes en el lugar no sabrán qué hacer si se encuentran con hombres bestia después de venir aquí con la intención de luchar contra los humanos. En cualquier caso, como también está el asunto de Malfas, es posible que nuestros movimientos se hayan filtrado al otro bando.” (Reni)
Reni miró casualmente a su alrededor y vio a Viine corriendo en su dirección.
“De cualquier manera, hagamos que nos protejan mostrándoles nuestra utilidad. Oye, algo huele bien. Para empezar me tomaré un descanso. Ya estoy agotada”. (Reni)
La gente, que siguió caminando hasta aquí, se dio cuenta de su propio agotamiento debido a las palabras de Reni y cayó en un profundo sueño tras llegar de alguna manera a las habitaciones preparadas por Viine.
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“¿Qué estás diciendo? Tú, ¿eres un idiota?”.
“Uhh…”
Después de la reunión con respecto a cómo tratar con Hifumi, que también incluía a Origa, Imeraria convocó a Hifumi, que está alojado en el castillo, a su propia habitación.
Había dado instrucciones detalladas a todo el mundo, incluidas las criadas, para que no se acercaran a su habitación, pero no se dio cuenta de que este acto en sí mismo había provocado el recelo de Hifumi.
Y cuando éste se enfrentó a ella por ello, Imeraria le dijo que quería a su hijo. Una vez que llegó a la conclusión de que probablemente ella mantenía alejados a los sirvientes por timidez de que su relación amorosa o sus intimidades susurradas fueran escuchadas, Hifumi perdió toda la fuerza y se dejó caer de nuevo en el sofá.
“Lo que me recuerda que Origa me envió una mirada extraña. Así que es por esto, ¿eh?” (Hifumi)
“Sí, Origa-san es tu esposa, Hifumi-sama, primero conseguí su permiso…” (Origa)
“No soy un juguete para ser utilizado por ustedes. Ser prestado se siente desagradable”. (Hifumi)
Imeraria se apresuró a acercarse a Hifumi, que se levantó, y agarró el dobladillo de su hakama.
“¡P-Por favor, espera! Esto no es realmente algo como compartir o competir”. (Imeraria)
Una vez que lo puso en palabras le permitió juzgar extrañamente con calma Ciertamente es inevitable que Hifumi se enoje por esto. Pero, actualmente ese no era el tema aquí.
Las palabras que ella estaba tratando de expresar debían atraer la curiosidad de Hifumi, aunque se basaban en un pensamiento que había aparecido después de haber considerado las ideas más bajas posibles en círculos.
“… Esto también es una preparación para matarte”. (Imeraria)
Estaba arrastrando el cuerpo de luz de Imeraria tras él, pero se detuvo de repente al escuchar esas palabras.
“¿Qué quieres decir con eso?” (Hifumi)
Se dio la vuelta y miró a Imeraria.
Imeraria también miró con firmeza directamente a los ojos de Hifumi para no apartar la vista. Ella sintió que sus negras pupilas se volvieron aún más negras en comparación con el momento en que lo conoció por primera vez.
“Significa que serás derrotado por tu propio hijo. Por eso te digo que quiero a tu hijo”. (Imeraria)
Terminé diciéndole, piensa ella, y seguiré hablando antes de arrepentirme.
“Te odio. Eres detestable. Mi familia te invocó y fue asesinada por ti por eso. Puede que mi padre, mi madre y mi hermano menor no hayan sido buenas personas ni mucho menos, pero aunque eso sea cierto, no soy una persona que pueda llegar a aceptarlo hasta el punto de considerar que está bien que mi familia sea asesinada…” (Imeraria)
Imeraria se aseguró de que Hifumi se limitaba a mirarla sin decir nada y se quitó la ropa de dormir. La fina tela se deslizó con un leve crujido, dejando al descubierto su cuerpo aún en desarrollo.
“Tengo la intención de hacer lo que sea si eso me permite obtener mi venganza. Haré cualquier cosa, por muy peligrosa que sea, si me permite matarte, aunque eso pueda ser un acto que vaya en contra de la naturaleza humana.” (Imeraria)
Se acercó lentamente mientras confirmaba que Hifumi no escapaba.
De repente sintió una sensación de flotar.
“¿Eh? ¡Kyaaa!” (Imeraria)
Fue levantada por ambos lados y arrojada encima de la cama.
Su delgado cuerpo cayó sobre su trasero mientras asumía una postura de sentada a gusto. Sintiéndose de alguna manera avergonzada, tiró de la fina sábana de la cama hacia ella y se cubrió el pecho.
Durante ese tiempo, Hifumi regresó al sofá, se sentó de golpe y bebió su té negro frío.
“Si es sólo eso, no tendré ninguna motivación para abrazar tu cuerpo de aspecto sórdido. Decir que es para matarme es bonito y todo. Tu forma de pensar es difícil de entender ya que es demasiado indirecta, pero no está mal. Como nunca he matado a mi propia familia, tampoco puedo entender tus emociones”. (Hifumi)
“Si una mujer alberga un solo deseo, no lo olvidará hasta su muerte. Un cabeza hueca, que no entiende el corazón de las mujeres como tú, Hifumi-sama, definitivamente será incapaz de comprenderlo hasta su muerte.” (Imeraria)
“Parece que me llaman sin corazón aquí. Vine a este mundo después de ser convocada por usted. Como fui llamada aquí por una razón egoísta, pasé mi tiempo actuando de forma egoísta. Aunque te moleste o me culpes por ello, no tengo ninguna obligación de complacerte en eso. ¿O me equivoco?” (Hifumi)
“No, no te equivocas. El que desordenó tu vida fui yo. El que debía cargar con ese crimen no era padre sino yo”. (Imeraria)
Imeraria agarró el cuchillo colocado cerca de su almohada.
“Si tuviera el poder, podría haber puesto fin a todo esto apuñalándote con esto. Morir por esto podría haber sido otra conclusión, si hubieras vivido en paz en este mundo, antes de esparcir los detonantes de la batalla por todo el mundo.” (Imeraria)
Tiró el cuchillo.
El cuchillo cayó en la gruesa alfombra entre Imeraria y Hifumi sin rebotar.
“Pero, la opción de terminar de esa manera ya ha desaparecido. Es necesario que salgas del escenario y además obtener el poder para someter este mundo que fue lanzado al caos por ti.” (Imeraria)
“¿Así que estás diciendo que mi hijo se convertirá en ese poder, eh…? No lo entiendo. ¿Vas a acostarte con un hombre que ni siquiera te gusta por eso?” (Hifumi)
“Me gustas. He estado enamorada de ti. Desde que te miré por primera vez, siempre estuve convencida de que eras un héroe-sama. Aunque al instante me apuntaste con un arma”. (Imeraria)
Mientras reía, Imeraria dejó caer su cuerpo desnudo sobre la cama.
Hifumi miró con desconfianza a la reina desnuda frente a él.
“Hace un momento me has dicho que me odias, ¿verdad?”. (Hifumi)
“Esas dos emociones pueden coexistir. El corazón de una mujer es extraño, caprichoso y lleno de contradicciones”. (Imeraria)
Acercándose lenta y silenciosamente, volvió a coger el cuchillo.
Imeraria mostró un instante de vacilación y luego blandió el cuchillo hacia abajo.
La hoja plateada no tocó a Hifumi.
La mano izquierda de Hifumi agarró su mano que se balanceaba hacia abajo con toda su fuerza, y su mano derecha agarró el cuello de Imeraria.
“Uh…” (Imeraria)
Imeraria, que bajó el cuchillo, miró la cara de Hifumi que se acercaba frente a sus ojos mientras su cuello se acercaba a él.
Ella no sabía qué tipo de cara estaba poniendo. Podía ser una llena de vergüenza, una de ira o incluso una encantadora y dulce.
“¿En qué estás pensando?” (Hifumi)
“No quería quedarme sola. Si te lo dijera, ¿lo entenderías?” (Imeraria)
“No hay manera de que lo haga, ¿verdad? Desde luego, eres parecida a Origa en algunos aspectos. ¿Te parece bien?” (Hifumi)
“P-Por favor, no digas algo tan grosero. Además, sacar el nombre de otra mujer delante de una mujer es de mala educación”. (Imeraria)
Era una conversación a una distancia en la que podían sentir la respiración del otro.
Es asfixiante, pero no detestable.
“Aparte de que sea mi hijo, eso no significa necesariamente que vaya a ser tan fuerte como yo”. (Hifumi)
“Ahora mismo puedes criarlo y encargarte de su educación, ¿no? Además, he conseguido preparar a alguien de confianza que le enseñará magia. Si todo va bien, es probable que se vuelva mucho más fuerte que tú, Hifumi-sama”. (Imeraria)
“Esos tipos, ¿eh? Seguro que han preparado las cosas a conciencia”. (Hifumi)
En el instante en que Hifumi habló con asombro, la fuerza que constreñía su cuello se relajó.
Aprovechando esa oportunidad, Imeraria agarró la cabeza de Hifumi y presionó sus labios sobre los de él.
“Haz el a$or conmigo. El mundo que deseas está por delante de eso. Y su desaparición también se encuentra allí. Yo daré forma a esa historia”. (Imeraria)
Los ojos de Imeraria, que se alineaban seriamente palabra tras palabra, le parecieron a Hifumi como si ya se hubieran convertido en los de un lunático.
Al mismo tiempo no podía negar que se superponían con los ojos de su esposa.
“Realmente tengo mala suerte con las mujeres, ¿verdad?” (Hifumi)
Sosteniendo a Imeraria, que se aferraba a él mientras respiraba bruscamente por la nariz, la llevó a la cama.
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Cuando amaneció, Hifumi ya no estaba al lado de Imeraria.
Mientras sentía un dolor sordo, acabó soltando un extraño grito debido al éxito de su estrategia y a su excitación por la vergüenza