Soy un Jefe Legendario - Capítulo 322
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Capítulo 322: ¡Una Buena Oportunidad Para Asesinar al Señor de la Ciudad del Alba!
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William había regresado de la Conferencia Mágica a la Ciudad del Alba.
Pasó dos días resolviendo dos asuntos importantes.
Número uno, anunció la creación de la Escuela del Alba.
Número dos, después de llevarse bien con Moisés durante varios años, finalmente lo persuadió de retrasar sus planes de venganza.
Moisés podría vengarse en un buen tiempo.
Antes de que Moisés se convirtiera en un Sabio, sólo se vengaría cuando la Ciudad del Alba se hubiera convertido en uno de los principales poderes centrales.
William creía que mientras Moisés no se expusiera, el Santuario Mágico no podría localizarlo.
“¿Por qué hay tanta gente en sólo dos días?” El Señor de la Ciudad vio a muchos profesionales recorriendo las calles con niños y niñas.
Se había fijado en al menos unos cientos a lo largo del camino.
Odom, que estaba al lado de William, asintió y dijo: “Debería haber más en el futuro, pero no sé el número exacto. Muchos profesionales de los Ducados y Reinos están trayendo a sus hijos aquí.
“Después de todo, la Ciudad del Alba tiene una gran reputación en la región del sur, y los cuatro principales poderes centrales lo publicitaron activamente como la “Reencarnación del Dios del Trueno”. De ahí que mucha gente se sintiera atraída y viniera aquí para acercarse a usted.
“Incluso el Equipo de Mercenarios del Alba ha ganado recientemente un número considerable de reclutas”.
El Señor Adjunto de la Ciudad, que tenía el cabello rubio ondulado, no ocultaba sus enormes músculos. Su camisa estaba ligeramente abierta, revelando atractivos músculos y cicatrices. Las jóvenes que pasaban por allí se distraían con la vista.
Ser bajo no era un problema.
Ser bajo y obeso tampoco era un problema.
Era más importante ser capaz de durar lo suficiente.
Un Enano podía ser una alternativa de estimulación.
Aunque Odom era un Enano, no sólo era guapo, sino que además era el Señor Adjunto de la Ciudad.
Wa
Tenía el mayor poder, sólo superado por William.
Si su pequeña bóveda del tesoro fuera mostrada a algunas mujeres ignorantes que nunca han visto el mundo, sería suficiente para que sus ojos brillaran de codicia…
Aunque a Odom le gustaba mostrar sus músculos, no era un hombre lascivo. William se dio cuenta de que había rechazado las tentaciones de varias mujeres jóvenes y hermosas.
Eran jóvenes viudas cuyos maridos habían muerto en las guerras.
William optó por hacer la vista gorda ante estos asuntos.
Apoyaba que las mujeres se volvieran a casar y tuvieran hijos.
Después de todo, esta era una respuesta fisiológica normal.
William también descubrió un pequeño secreto de Odom.
Odom no tenía una gran fuerza de voluntad.
Se quedaba con una mujer humana de baja estatura pero extremadamente atractiva.
Cada vez que Odom salía, lo hacía a escondidas. Si Alec no hubiera informado a William, éste no habría sabido que Odom tenía esa preferencia.
“Odom es bastante aplicado…” murmuró William para sí mismo.
“¿Qué?” El Enano enarcó una ceja, mientras los músculos de su pecho se estremecían. Sintió que William estaba hablando de él, así que cambió de tema intencionadamente. “Gracias por defender mis intereses en la Conferencia Mágica, Lord William”.
“No es gran cosa. Era mi obligación”. William sonrió. No era gran cosa que la Ciudad del Alba se enemistará contra el Reino Puño de Hierro. William no quería que Odom se preocupara por ello.
Odom asintió, y su afinidad por William aumentó. Le bastaba con recordar las buenas intenciones de William en su corazón.
A veces, era mejor no decirlo.
Su responsabilidad actual era dar vida a la ciudad y asegurarse de que se desarrollara de forma ordenada.
William dejó que Odom resolviera algunos asuntos antes de buscar a su Pequeño Dragón Negro en el matadero…
¡Ejem! Si el Dragón no estaba en la Isla de las Tormentas, estaría en el matadero.
La carne de las bestias mágicas era deliciosa y abundante. Podía comer y dormir continuamente en el matadero.
Era una vida feliz.
Muchos profesionales que desollaban a las bestias mágicas dijeron: “Príncipe William, casi desollamos a su mascota varias veces. ¿Puede llevársela por favor…”
“Pequeño Blacky, deja de comer. Estás tan obeso como una bola redonda. Ven aquí ahora”. William entró en el matadero, allí encontró un pequeño y deforme Dragón. Su vientre era redondo, y sus alas eran demasiado pequeñas para ser visibles.
No se podía evitar. El Dragón aún era joven.
No había forasteros aquí, pero William no podía llamarlo “Sacario”.
Ese nombre era por el cual los forasteros llamarían al Dragón.
Como su maestro, William tenía que mantener su autoridad.
El Pequeño Dragón Negro se tragó la carne de una bestia mágica en su vientre. Luego miró a William. Frunció el ceño antes de mostrar sus afilados y blancos dientes para seguir masticando.
El Dragón maldecía a William por haberle abandonado durante tantos días. No estaba dispuesto a obedecer sus instrucciones.
Exudaba el dominio de un Dragón.
William caminó hacia el Dragón sin ninguna expresión. Sujeto su cola y comenzó a sacudirlo salvajemente.
*¡Swish, swish, swish, swish!*
Se escucharon tristes aullidos de perro.
*¡Pfff!*
Un gran montón de carne a medio digerir cayó de la boca del Pequeño Dragón.
En ese momento, el Pequeño Dragón recordó el miedo a ser dominado por William.
Sin embargo, era demasiado tarde.
William le hizo girar en círculos mientras salía. Ignoró los sombríos gritos del Dragón.
Los espectadores se quedaron boquiabiertos ante el Pequeño Dragón, atónitos.
Era un Dragón, por el amor a los cielos.
¿No podía William ser más amable con el Pequeño Dragón?
Pero era precisamente porque era de la raza de los Dragones, que William tenía que hacer que el Pequeño Dragón temiera al maestro. De lo contrario, se rebelaría contra William.
William nunca haría que el Dragón le tuviera cariño.
*¡Pfff!*
A William no le importaría mientras la afinidad del Dragón no bajara demasiado.
Una hora más tarde, al lado de William, un Dragón Negro mostraba sus colmillos y mordía a los transeúntes.
El Pequeño Dragón sólo mostraba reverencia a su maestro mirando mansamente y sacando la lengua. Hacía sonidos de *Ax, ax*.
William no había encadenado al Pequeño Dragón, porque tenía que dejarle algo de dignidad.
Los transeúntes estaban asombrados de William, al ver a su Dragón domesticado como un perro. En efecto, era la reencarnación del Dios del Trueno. Ni siquiera los Maestros Bestia de la Ciudad Bestia tenían esta capacidad…
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Llegó otro dichoso día.
William no había encontrado ningún intento de asesinato en mucho tiempo.
Había encontrado muchos espías en la ciudad, pero ninguno de ellos se atrevió a actuar contra él.
No los denunció. Quería que siguieran espiando, ya que planeaba utilizar a los espías como cebos y atraer a los autores intelectuales.
Quería averiguar cuántos profesionales y poderes centrales querían matarlo.
Cuando los capturara a todos de un solo golpe, se darían cuenta de que no se podía jugar con William.
En una casa de la Ciudad del Alba, había muchos asesinos. Entonces, docenas de Profesionales Avanzados entraron silenciosamente en la casa.
Esta pequeña casa había sido alquilada en secreto por una entidad desconocida.
Los profesionales se habían reunido sigilosamente aquí para no ser detectados.
Incluso el Departamento de Inteligencia de la Ciudad del Alba no sabía que había tantos asesinos en esta casa.
“¿Han recibido todos las noticias sobre el Señor de la Ciudad, la presunta reencarnación del Dios del Trueno?” El asesino principal, que había alquilado esta casa, miró tranquilamente a los demás profesionales.
“Sí, pero es muy fuerte. ¿Por qué somos los únicos que intentamos el asesinato? ¿Por qué no lo hacen los asesinos de Nivel Gran Maestro?”, preguntó un profesional. Los asesinos querían saber la respuesta a esta pregunta.
El asesino principal se burló y dijo: “Parece que has olvidado las reglas de la organización. Sólo somos responsables de completar la misión, no de hacer preguntas. ¿Has olvidado las reglas?”
“¿Qué pasa?” El asesino que hizo esa pregunta sintió un escalofrío en su corazón.
Antes de que tuviera la oportunidad de activar su escudo de energía de batalla, un rayo de luz negro parpadeó frente a él.
Movió sus mandíbulas, mientras una profunda herida aparecía en su cuello.
Su cabeza cayó al suelo y se introdujo en un anillo espacial.
Luego, su cadáver se desvaneció en presencia de los demás asesinos.
Ni una sola gota de sangre goteó en la superficie de la Ciudad del Alba.
La mejor manera de no dejar rastros era evitar que el cadáver tocara el suelo.
El asesino principal envainó su espada corta en la vaina y dijo fríamente: “Puedo explicárselos, pero no puedn preguntar.
Esta es una orden del líder.
Los profesionales que son niveles más altos que Lord William no pueden intentar el asesinato. De lo contrario, los Elfos Blackleaf se vengarían aunque seamos mercenarios”.
“¿Qué más?”
“Matar a Lord William y traer su cadáver”.
“¿Y si nos matan a todos?”, preguntaron los otros asesinos sin expresión alguna. La muerte era algo normal, especialmente para los asesinos que vivían al borde de la vida y la muerte.
El asesino principal negó con la cabeza y respondió: “Si los matan, la misión fracasará. He oído que alguien va a unir fuerzas con nosotros. Si aparecen, cooperaremos con ellos. Si no aparecen, seguiremos con nuestra misión”.
“¿Esperaremos nuestra oportunidad?”
“Sí, atacaremos cuando abandone la Ciudad del Alba”.
“De acuerdo.”
La Alianza Sombra Oscura era una organización secreta de asesinos que no dejaba rastro, especialmente con su estricto régimen de entrenamiento y disciplina.
Todos tenían una gran fuerza de voluntad al llevar a cabo la misión. Incluso si se trataba de un ataque suicida, lo harían.
La Alianza Sombra Oscura estaba dispuesta a asesinar a cualquier objetivo, excepto a los Sabios.
Si alguien quería a William muerto, la Alianza Sombra Oscura proporcionaría una buena solución.
Pero aunque los asesinos fueran poderosos, no se atrevían a cargar contra el palacio del Señor de la Ciudad, especialmente cuando un Encantador del Espacio estaba presente en la ciudad.
La información más crucial era que William estaba ciego.
Estaba en su punto más vulnerable.
Era la mejor oportunidad para asesinarle antes de que sus ojos se curasen.
Sabían que William tenía la costumbre de visitar la Isla de las Tormentas solo después de regresar a la Ciudad del Alba.
Esa era la mejor oportunidad para matarlo.
Sólo los plebeyos seleccionados, el Ejército del Alba y el Equipo de Mercenarios del Alba podían visitar la Isla de las Tormentas.
No había seguridad infalible en el mundo.
La Ciudad del Alba era enorme.
No todos podían ser manejados personalmente por el Lord. Eso lo mataría de cansancio.
El Equipo de Mercenarios del Alba estaba bajo la responsabilidad del Vice-capitán Eric.
Eric no tenía intención de traicionar a William, pero le faltaba la capacidad de perspicacia.
Los poderosos asesinos se habían infiltrado en el Equipo de Mercenarios del Alba y permanecían en espera.
Cuando William ordeno reclutar más activamente miembros para el Equipo de Mercenarios del Alba, se habían infiltrado más asesinos.
En este momento, estaban esperando la oportunidad de atacar, cuando William visitara la Isla de las Tormentas.
Moisés y William iban a visitar la Isla de las Tormentas para encontrar los ojos que usaría…
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